Esther, Voluntariado Internacional Nepal: Es una experiencia que me ha ayudado a ver el mundo de manera diferente

1 de Noviembre. Terminal 4 del aeropuerto de Barajas. Acabo de entrar en el avión y una mezcla de nervios e ilusiones se apodera de mi estómago. Tantos preparativos y consultas sobre el país durante los meses previos, tantos quebraderos de cabeza sobre qué meter en el equipaje y de repente es real, el avión despega e inicio mi viaje hacia la capital de Nepal, Kathmandu.

Por las mañanas trabajo, dando clases de inglés en un colegio financiado por el gobierno, para niños cuyas familias no pueden permitirse pagar por su educación. Mi clase está formada por niños de entre 7 y 9 años, y entre una marine inglesa, un chico holandés y yo, nos encargamos de llevar a cabo las clases. Es indescriptible lo que se siente al llegar al colegio, cuando los niños nos ven y se agolpan en las ventanas para gritar nuestros nombres y darnos la bienvenida. Al principio, es algo complicado debido a la barrera idiomática, pero con el tiempo los tenemos a todos en el bolsillo. Ver su evolución, como van absorbiendo las lecciones que les vamos enseñandoes algo increíble!

Esther Balbas

Por las tardes, colaboro en el orfanato Aishwaraya. Este año, el gobierno les ha asignado más niños que en anteriores ocasiones, y les ha reducido el presupuesto, por lo que tienen que salir adelante con las ayudas y donaciones de gente anónima de todo el mundo. 53 niños llenos de energía a los que ayudamos con sus deberes, jugamos con ellos en el patio, les enseñamos inglés, matemáticas, geografía, y lo que surja. Cada día es diferente. Cada niño guarda una historia familiar que le hace especial pero a pesar de su difícil situación, transmiten una felicidad arrolladora que contagia a todos.

Y de pronto, sin casi darme cuenta, 29 de Noviembre. ¿Cómo despedirme de ese País? De las carinas sonrientes de los niños, sus abrazos, la canción de los buenos días, el proyecto 53. De los maravillosos templos, la fascinante cultura, la gente más amable que he conocido jamás, el debate diario, el techo del mundo. De los increíbles voluntarios con los que he compartido esta experiencia, de mis desordenadas compañeras de habitación. No diré Adiós, sino Hasta Pronto Nepal!

Es una experiencia que llevaré siempre conmigo y que me ha ayudado a ver el mundo de manera diferente, a valorar lo que tengo y a darme cuenta de lo que verdaderamente importa.

Mil gracias a AIPC Pandora por todo su apoyo.

Esther Balbas

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