Andrea, prácticas profesionales en la Comisión de Derechos Humanos en Ghana

Me llamo Andrea, tengo 21 años, y acabo de graduarme en Relaciones Internacionales. Actualmente estoy trabajando de forma voluntaria en el pequeño pueblo de Mankranso, Ghana. Mis prácticas se desarrollan en la Comisión de Derechos Humanos en la que, además de mi compañera Iria y yo, trabajan dos personas más (un hombre y una mujer). La Comisión trata problemas relacionados con manutenciones, malos tratos, etc. de forma que, mediante la mediación/negociación, se llega a un acuerdo entre las partes.

Si nos centramos en lo que sucede en el trabajo, nos encontramos con unas situaciones que son una completa locura. Asimismo, la manera de lidiar con los conflictos, es completamente distinta a la que se pudiera dar en España. Nos damos cuenta que los malos tratos a las mujeres y padres no haciéndose cargo de sus niños se consideran como «customs» y no como algo serio. En otras palabras, el que un hombre pegue a su mujer se justifica como que es algo que se ha hecho toda la vida, y no hay por qué alarmarse porque siga ocurriendo. Por ejemplo, una noche en mi casa, la madre estaba contando entre carcajadas como el marido de una de sus amigas le había cruzado la cara mientras hablaba con ella.

Legalmente, no parece que haya ningún amparo para esas mujeres; y me alegra que al menos exista este organismo al que puedan acudir buscando una solución a sus problemas.

La gente del pueblo de Mankranso es tremendamente simpática, y todos están contentos de que estemos aquí. En un 90%, somos las primeras blancas (o «brunis») que ven en el pueblo, así que somos como una «atracción de feria» (en el buen sentido). De hecho, hasta nos hacen fotos por la calle/nos piden que nos unamos a sus fotos personales. Los niños, sin duda, son lo mejor. Yo vivo en una casa en la que viven 7 niños con sus abuelos, mientras que sus padres y madres viven en la ciudad trabajando. Este detalle, que vemos repetido en la mayoría de las familias, me sorprendió bastante.

Los padres dejan al cuidado de los abuelos a sus hijos, mientras ellos ganan el dinero trabajando en las ciudades donde se supone que hay más oportunidades. Aunque tengo que decir, que en las 5 semanas que llevo aquí, sólo he visto a una de las madres, de las tres que forman parte del círculo familiar. Como ya he comentado anteriormente, es frecuente que los padres se desentiendan de sus hijos, dejando a las madres con 4 hijos como mínimo. Pero por favor, no se vayan a perder un domingo de misa. Porque si bien Ghana es diferente, Ghana es RELIGIOSA. En mayúsculas.

En el pequeño pueblo de Mankranso existe, que nosotras sepamos, 13 iglesias diferentes más las relacionadas con las corrientes del Islam. Trece iglesias incluyendo metodistas, evangelistas, pentecostés, católica-romana, Testigos de Jehová, etc.

Todo, pero absolutamente, todo el mundo va a la iglesia. Asimismo, el 99% de los coches/puestos/nombres de lugares tienen la palabra «god» / «Jesus» / «lord» incluidas. Y el tema de la religión se encuentra en el top 3 de conversaciones que tienen contigo, entre ellos, en la radio, en la televisión… Cuando averiguaron que yo no iba a misa, me aseguraron que ellos rezarían por mí y se preguntaban si me sucedía algo. Aún hoy, no entienden como no puedo ir a la iglesia ni creer en Dios. Esto les causa un tremendo pesar; y me lo recuerdan día sí, día también.

Por todos lados hay predicadores con micrófonos, «Mesiahs» que se suben a los autobuses y llaman a las puertas. La religión deja de ser una opción en sus vidas para convertirse en una condición sine qua non.

Iria y yo hemos tenido la oportunidad de viajar por el país y la verdad que los parajes son impresionantes. De momento, lo que más me ha gustado han sido la costa y el Parque Nacional Kakum. Recomendado 100%.

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