Esperanza, Coordinadora del Microproyecto en Saraguro (Ecuador): «Aquí he aprendido que somos más fuertes en grupo»

Parece mentira que ya hace diez días llegara a Ecuador. Parece mentira porque parece que fue ayer cuando conocí a once fantásticas personas a las que ahora considero parte de mi vida. Parece que fue ayer cuando estábamos en el aeropuerto conociéndonos y  emprendiendo nuestro viaje vital a Saraguro. Y parece que fue ayer cuando conocí a mi familia ecuatoriana y entré a una fría habitación a la que ahora considero mi «wasi». Y aquí, diez dias después todo ha cambiado.

Palabras como shuar, sisa, mote, guarapo, Nangaritza, Tenta o nombres como Ayaris, Yara o Pumaki están asentados en mi cabeza y han pasado a formar parte de mi colección de recuerdos y experiencias. Y con ello mis compañeros de aventuras y todas las personas que nos ayudan en nuestro dia a dia.

Microproyecto en Saraguro (Ecuador)

Pero, ¿qué me ha enseñado Saraguro en tan poco tiempo? No podría decir todo pero sí lo más importante para mi. El significado de colectividad. Frente al individualismo que impera en nuestra sociedad, aquí he aprendido que somos más fuertes en grupo, y que compartir con tus seres queridos y apoyarlos en lo bueno y en lo malo, es lo que te hace invencible. Y de esto los saraguros saben mucho. Un pueblo que ve en la unidad familiar un arma para sobrevivir. En la que la estructura familiar es algo más que padre, madre o abuela, y en la que se apoya todo su ecosistema.

Sé que me quedan muchas cosas emocionantes en las próximas dos semanas, y que aprenderé otras mil cosas nuevas, que esto solo acaba de empezar, pero ya Saraguro me ha dado más de lo que yo pedía. Por lo que solo me queda decir una cosa: ¡¡¡Gracias!!!

Esperanza Gutierrez

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