Nairobi se despide: «Mukuru es duro, extremo diría, un lugar muy difícil de digerir»

Nuestra ultima semana comenzó con muchas ganas tras un estupendo fin de semana lejos de la gran urbe. Por un parte, Luis, Álvaro y Paula estuvieron en Baringo, provincia al norte de Nairobi y famoso por el espectacular Lago Nakuru, con una naturaleza majestuosa y hogar de miles de flamencos y montañas formidables donde habita la tribu de los Kalenji. La visita al Orfanato Bamba resultó de gran interés al constatar que los voluntarios que allí trabajaban estaban realizando labor maravillosa al atender a 32 niños y niñas. Un proyecto que acaba de nacer y al que le auguramos un maravilloso futuro.

Por otra parte el resto del equipo en Mombasa donde han disfrutado a tope de la playa, con el pasado colonial de la ciudad y con su majestuoso barrio árabe. Los voluntarios hicieron snorkel en la barrera de coral y tuvieron aventuras varias con barcas, taxis y personajes de lo más interesante. Un 10 de excursión playera que ha supuesto una recarga de pilas y un descanso mas que merecido.

El lunes, la vuelta al tajo trajo las negociaciones con unos albañiles locales. Tras deliberaciones de grupo, decidimos que se hicieran cargo de la fabricación del hormigón necesario algo que nos permitió proteger de forma rápida y eficiente las áreas de la finca que nos faltaban por sanear. Ya era demasiado para nuestros parcos conocimientos de construcción y para nuestro riñones así que dejamos paso a los profesionales mientras retomamos algunas otras labores bastante importantes. Entre ellas, la remodelación del acceso a los servicios, la decoración de la puerta de entrada pintándola de vistosos colores o la restauración de la zona de aulas tapando innumerables agujeros que dificultaban el transito de las sillas de ruedas.

Sister Mary nos ha obsequiado con una visita guiada por lo más hondo del slum. Mukuru es duro, extremo diría, un lugar muy difícil de digerir. Su visita genera hondos sentimientos de angustia, incredulidad e impotencia e incita por partes iguales a la depresión y a la rebelión. ¿Como es posible que se permita la existencia de semejantes condiciones de vida? Lo inhumano del asunto nos deja helados y meditabundos.

El jueves realizamos un retratos maravillosos de cada uno de los chicos y chicas y creamos una maravillosa exposición que el viernes en su inauguración creo gran expectación y risas abundantes. Cada alumno había confeccionado su marco con un diseño personalizado con el fin de generar la expo, un gran recuerdo y paradójicamente, la primera foto de su vida en muchos casos. Una experiencia genial!

Y esa misma noche, para acabar un jornada llena de emociones, Padre Jairo nos llevo a ver la zona más exclusiva de la ciudad, el “Westland”, y a constatar de primera mano la enorme diferencia entre ambos mundos y lo injusto de ambos dos. Centros comerciales llenos de tiendas de marca frente a slums de lo más humilde e inmundo.

El viernes fue la entrega de algunos premios y obsequios a los alumnos más destacdos en el curso. El acto si bien algo protocolario, fue espectacular. Ceremonia divertida, emocionante y muy entretenida dadas las numerosas intervenciones de los más pequeños. Canciones, chistes y emoción a la hora de la recogida de los premios tras el duro trabajo del año. Bravo por estos estudiantes que han superado la adversidad contra todo pronóstico y bravísimo por ellos y por la gran labor realizada por la gente del orfanato. Además, las canciones y despedidas han sido la nota predominante. Todos estamos tocados ante la llegada de la partida ya que me temo teníamos el corazón algo compungido, eso si con la gran satisfacción de un trabajo bien realizado y con el enorme agradecimiento de todos los niños y de los profesores y de Hana la responsable del centro.

El viernes noche salimos de cena de despedida de grupo a un restaurante llamado “Carnivore” donde en su día se ofrecían platos de animales propios de la sabana tales como venados, varios, cocodrilo o avestruz. Hoy en día dada la prohibición en lo que a matar a animales respecta apenas ofrecen carnes “exóticas”. Buen ambiente y gran diversión aunque siempre demasiado caro para nosotros y una visita de nuevo a una zona exclusiva de la ciudad donde la seguridad está garantizada pero que nos recuerda la necesidad de estar con los ojos bien abiertos y en zonas muy señaladas y protegidas. El mito de Nairobi no supera a la realidad y ciertamente es un ciudad para tener mucho cuidado.

El sábado al mediodía organizamos un comida y nos despedimos finalmente de la ciudad y de nuestra aventura. Tras los últimos preparativos, la partida hacia el aeropuerto esa tarde noche marca la hora fatídica. La semana ha llegado a su fin y la tristeza ha hecho mella. Estamos algo cansados y sentimos nostalgia de los tiempos vividos. La intensidad de la relación con los niños y sus terribles historias hacen que hayamos desarrollado un gran empatía hacia ellos y como no, nos resulta durísimo abandonar a estas personillas que se han acomodado en nuestras vidas dándonoslo todo.

También notamos las ganas del regresar a casa, a los nuestros y a nuestros quehaceres. Como de costumbre nos quedamos sin saber quien se lleva más, ellos por las dosis de cariño recibidas o nosotros por haber tenido la oportunidad de experimentar y descubrir un modo de vida con la incertidumbre como primer plato. Nuestra reflexión final es bastante clara, poca razón tenemos para quejarse siendo ahora conocedores de la terrible dureza que hay por el mundo. Gracias Songe Mbele te debemos más de una. Hasta pronto.

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