Cuando entré en contacto con AIPC Pandora y conocí los programas de cooperación lo vi claro. Era la oportunidad de realizar aquello que me apetecía sin renunciar a mí día a día. Desde hace años mi interesé por el voluntariado y la cooperación internacional y después de participar en varios viajes solidarios en África, tenía la necesidad de involucrarme en proyectos algo más largos y con mayor grado de participación.
En cuanto a la elección del destino-proyecto no sabría muy bien decir cuál fue la clave: En mi opinión fue la suma de varios factores. La situación sociopolítica de Nicaragua creo que fue uno de ellos. Tenía curiosidad por conocer la realidad de esa sociedad después de una larga dictadura y conflicto armado. Por otro lado, las pocas personas de mi entorno que habían viajado allí hablaban muy bien del carácter nicaragüense y de las posibilidades turísticas del país (naturaleza, volcanes, lagos, mar Caribe, Pacífico, etc.).
El proyecto en sí creo que fue lo que definitivamente hizo que eligiera Nicaragua. Se trataba de un voluntariado bastante relacionado con mi actividad profesional, donde podía aportar valor sobre gestión de negocios, marketing y finanzas a colectivos de mujeres productoras de regiones rurales sin formación específica. Además era un proyecto piloto donde AIPC Pandora todavía no había colaborado con la contraparte y el hecho de no tener antecedentes suponía un mayor reto. En definitiva creo que, la suma del atractivo del país y las características concretas del proyecto, hicieron que me fuera a Nicaragua.
Fundamentalmente realicé talleres para la mejora de proyectos y negocios desde el punto de vista de su viabilidad (técnica y económica). Me relacioné con tres grupos diferentes, dos de ellos lo componían pequeñas productoras o comercializadoras de las comunidades de Condega y Galapaguina. Unas con experiencia de algunos años y otras no. Todas ellas sin formación específica. El tercer grupo eran jóvenes de entre 14 y 20 años con ideas de emprender un negocio. Paralelamente participé en uno de los talleres de masculinidad realizado por los técnicos de Octupán: proyecto piloto para abordar el empoderamiento de las mujeres con sus maridos.
Microproyecto en NicaraguaLa organización local tiene un enfoque a medio y largo plazo, nosotros vimos y escuchamos resultados y testimonios de trabajos que empezaron hace un tiempo. En las tres semanas que estuvimos pudimos aportar metodología y nuevas ideas a algo que ellos ya venían realizando.
El experto de la contraparte y su cercanía con las comunidades rurales fue algo que me gustó mucho vivenciar. Además diseñaron nuestra agenda y pusieron todo su conocimiento a nuestra disposición. Sobre todo me cautivó el ambiente de trabajo comunitario donde había muchas ganas de aprender, mejorar y compartir el crecimiento de manera colectiva.
Nicaragua, MP 2014
Nacho Aguado