Presentamos la serie «Lunes de Excelencia»

AIPC Pandora y Fundación Tomillo lanzan Oportunidad al Talento, un programa a tres años que por vez primera en España lleva la excelencia educativa internacional a jóvenes en situación socio-económica desfavorecida como motor de transformación social por un mundo de diálogo y entendimiento, más justo, sostenible, igualitario, solidario y en paz.

En la serie que iniciamos con esta publicación, denominada Lunes de Excelencia, AIPC Pandora difundirá en su blog noticias relacionadas con los dos programas de becas y excelencia educativa que lidera, Juventud y Liderazgo y Oportunidad al Talento, y también iremos conociendo las historias y experiencias personales de los/as últimos/as becados/as mediante la publicación de sus testimonios escritos y vídeos narrando sus experiencias de educación internacional no formal con AIPC Pandora.


El primer testimonio de esta serie es el de Pepi Medrano, participante en el programa de becas Juventud y Liderazgo 2018 de AIPC Pandora, en el Microproyecto en Cuba, Programa cultural Maravillas de La Infancia, en Matanzas, 6-24 de julio.
Pepi tiene 27 años, es madre soltera de un hijo y es técnico de Igualdad de Género y de Violencia de Género de la Fundación Secretariado Gitano en Córdoba y responsable del programa Calí, proyecto pionero en la promoción de la igualdad de oportunidades y la inclusión sociolaboral de las mujeres gitanas y atención a la múltiple discriminación.

“Una de las mejores experiencias de mi vida”

Calificaría esta experiencia como una de las mejores de mi vida. Nunca había tenido la oportunidad de hacer un viaje sola y mucho menos en estas condiciones tan fantásticas. He de decir que a pesar de que nos dijeron que no tuviéramos unas expectativas muy altas, confieso que yo las tenía. Es inevitable, estaba cumpliendo algo que hace mucho tiempo quería hacer y la realidad ha superado con creces lo que esperaba.
Me pasé toda la duración del pre-viaje luchando contra todos los prejuicios que pudiera tener, muy preocupada por no llevar una actitud paternalista sin pretenderlo. Pero una vez llegamos a Matanzas (Cuba) esos miedos se disiparon y me dejaron disfrutar del viaje como nunca hubiera imaginado. Los niños, las calles, la música, los talleres, el proyecto… cada día que pasaba me sentía más entusiasmada.

Me sorprendió gratamente ver cómo su cultura de pensamiento colectivo, de familia extensa, el respeto a los mayores, disfrutar de las pequeñas cosas, vivir al día… se acercaba tanto a la cultura gitana, la mía. Me he sentido como en casa.
Allí me he retado constantemente: mi capacidad de adaptabilidad, de flexibilidad, de encontrar puntos de encuentro cuando hay discordia en según qué temas, de recuperar valores que estaban en mí pero que, por el tipo de vida de prisas con las que vivimos, tenía guardados en un cajón…

En resumen, para mí el viaje ha sido talleres que planeamos y no realizamos, talleres que planeamos sobre la marcha, incertidumbre, magia,  actividades que no hicimos, actividades que hicimos y no esperábamos, personas que tendrán toda la vida un hueco en mi corazón, gente que se han convertido en familia, los niños que te ganan desde la primera sonrisa, retos, superación, risas, tristeza incontrolable ante la despedida, aprendizaje, enseñanza, empoderamiento, intercambio y enriquecimiento mutuo.
Muchísimas gracias de nuevo.

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