En AIPC Pandora, como organización que trabaja en fortalecimiento de una sociedad civil implicada en el desarrollo de las personas y sociedades más necesitadas, llevamos tiempo estudiando desde dónde podemos aportar un valor añadido al inmenso trabajo de consecución del desarrollo de los Objetivos del Milenio (ODM). Si nos fijamos en ellos (http://www.un.org/spanish/millenniumgoals/), la escasez de referencia al rol que tiene la sociedad civil en la implementación de los mismos, según nuestro criterio, es una de las mayores barreras para logar sus metas en los próximos cinco años.
Desde AIPC Pandora llevamos años trabajando bajo un “llamamiento global para el desarrollo” en el que todos los miembros de la sociedad civil, tanto la organizada (admones públicas, empresas, sindicatos…) como la no organizada (los ciudadanos cuando no estamos representando a ningún organismo) tienen un rol crucial en la consecución de los ODM.
Consideramos que los ODM hacen hincapié en indicadores de desarrollo social y no en los procesos necesarios para llegar a su consecución, por lo tanto, dejan de nuevo en manos de la cantidad de ayuda internacional que los donantes son capaces de aportar, el que se pueda llegar a los indicadores de desarrollo marcados. Es decir, las estrategias de cooperación al desarrollo y la multiplicidad de actores intervinientes sigue quedando restringida a los donantes tradicionales que son capaces de ofrecer monetariamente su apoyo; de nuevo dejando de lado a la sociedad civil con toda su fuerza de innovación y de trabajo por la consecución de los objetivos.
De todos los análisis y “críticas” publicadas recientemente sobre el tema, resaltamos dos especialmente; la primera es la tendencia de la última década por parte de diferentes organismos y gobiernos a justificar recortes o trabas en la ejecución de los derechos civiles y la acción ciudadana en pos de la “seguridad”, insinuando el riesgo que para la seguridad representa el desarrollo de actividades humanitarias. En varios países en desarrollo se han introducido leyes draconianas para prevenir el trabajo desarrollado por grupos y organizaciones de sociedad civil de manera que la intervención está penada y el trabajo cada día es más difícil; CIVICUS, la alianza mundial para la participación ciudadana (www.civicus.org) de la que AIPC Pandora es miembro, publica entre otras muchas cosas, el boletín Civil Society Watch (http://www.civicus.org/csw_files/CSWMB_JuneJulyNo54.htm), informando sobre los casos más flagrantes y denunciando prácticas antidemocráticas y anti ODM.
Pero desgraciadamente no tenemos que irnos muy lejos para comprobar el uso que se le da a la defensa de la seguridad para limitar iniciativas ciudadanas; en nuestro país hemos visto y escuchado a nuestros representantes políticos pidiendo el fin de “caravanas solidarias” y “viajes solidarios” tras la liberación de los cooperantes catalanes. Obviamente siempre los riesgos existen pero, ¿son tantos como para pedir la anulación de iniciativas ciudadanas que promueven la concienciación, la visibilidad y la solidaridad en el mundo?
La segunda de las críticas con las que coincidimos es con la que aparece en documento de FRIDE “Los retos de los Objetivos de Desarrollo del Milenio”, cuando critica la falta de liderazgo de la UE en este tema y nos explica que es un gran fallo que Europa no sepa unir los múltiples instrumentos de políticas existentes para formar un programa mejor coordinado de inversiones beneficiosas, construcción institucional y relaciones comerciales con África. Es decir, de nuevo nos habla de la necesidad de un pacto global de actores, en los que si bien la administración pública europea tiene un papel de coordinación, los diferentes actores con capacidad y ánimo de intervenir, tienen que ser invitados y animados a hacerlo; tanto los que actúan desde el ánimo de lucro, como los que lo hacen desde la solidaridad sin ánimo de lucro, sean organizaciones o ciudadanos organizados para este fin.
A pesar de las críticas fundamentadas del enfoque institucional europeo en relación a los ODM no podemos negar que Europa tiene una sociedad civil con un potencial inmenso, que en muchos casos se está organizando en redes y plataformas y está demostrando que tiene una gran que no debería ser desaprovechada. Por lo tanto, pensamos que el próximo año europeo del Voluntariado es además una oportunidad única para promover la participación ciudadana y demostrar fuertemente que la “unión hace la fuerza” y que la sociedad civil necesita ser considerada en las políticas de desarrollo de los países del sur, porque somos muchos/as y muy motivados, y a lo largo de estos años, hemos sabido poner en marcha programas y herramientas que suponen un complemento real al sistema internacional de cooperación al desarrollo.
Por lo tanto, los que tenemos ganas, los medios y las estructuras no debemos de dejarnos intimidar por falsas trabas y debemos de aprovechar todos los medios a nuestra disposición, que son muchos hoy en día, para unirnos y poner en marcha programas de todo tipo que apoyen este gran movimiento solidario que son los ODM.
¡¡¡Os imagináis que lo conseguimos!!! La alegría sería inmensa.
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