Es decir, he pasado estos años, sacando a los jóvenes de su zona de confort, en viajes de descubrimiento de si mismos y del mundo, en los que las ganas de ayudar han sido una herramienta para aprender, descubrir, relativizar y formarse como adultos responsables en la sociedad que nos ha tocado vivir.
En AIPC Pandora, la organización de la que soy cofundadora y directora, trabajamos especialmente con jóvenes, y muchos de ellos, a día de hoy, tienen 14 o 15 años y grandes posibilidades de vivir en el próximo siglo, incluso estar activos entonces según nuevos avances en la capacidad de revertir nuestro envejecimiento. Esto nos lleva a una situación en la que los y las que nacimos en el SXX, estamos educando a las generaciones que podrían desempeñar un rol en el SXXII, tarea difícil a primera vista y que conseguimos a base de aprender y desaprender a gran velocidad y apoyándonos en la necesidad y motivación de estar al día. Y desde este contexto, la pregunta que me hago todos los días, tanto como madre como directora de una organización educativa es ¿Qué tenemos que enseñarles a nuestros jóvenes que les ayude a vivir y prosperar en el SXXII? ¿Qué tipo de habilidades necesitarán para encontrar trabajo y desenvolverse como personas y profesionales en un mundo todavía desconocido?
Para dar respuesta intento remontarme a la esencia del aprendizaje del ser humano: nacemos experienciales, nos pasamos los primeros años de vida probando todo, aprendiendo a base de ensayo y error, del traspaso de limites y de la gran libertad que nos confiere este proceso de aprendizaje. En el momento en que llegamos al colegio hacemos todo lo posible por desaprenderlo todo y sustituirlo por información en forma de contenidos, creencias, reglas, normas y maneras de pensar y actuar. Pero ¿para qué toda esta información? ¿realmente creemos que haya alguna remota posibilidad de que sea útil para algo en los próximos años?
¿Qué es lo que nos diferencia de los robots? Las personas vivimos y elegimos con el sentimiento mucho mas que con la razón, nuestro sentimiento está fuertemente condicionado por nuestra escala de valores y estos a su vez se forjan mediante nuestras experiencias vitales. Lo que hacemos con nuestras vidas es fundamental para desarrollar aquellas competencias y capacidades que nos ayudarán a contribuir a la sociedad desde la diferencia y la complementariedad.
Por lo tanto, volviendo a la cuestión sobre los contenidos del aprendizaje, defiendo fuertemente que debemos centrar nuestras propuestas educativas en la ecuación de las 6 Ces. Mediante el desarrollo de las 3 primeras: Pensamiento Crítico, Creatividad, Comunicación, seremos capaces de conseguir las 3 siguientes que nos llevan a saber Conectar, Competir y Colaborar en un mundo globalizado y altamente tecnologizado donde habremos de reinventarnos una y otra vez.
El ejercicio de las 6 Cs nos lleva a conectar profundamente con nosotros mismos, nuestra visión del mundo y nuestras capacidades, para poder afrontar situaciones permanentes de cambio y falta de estabilidad que son las que nos van a permitir seguir siendo relevantes tanto desde el punto de vista económico como social. Para ello necesitamos una fuerte estabilidad mental y una alta capacidad de equilibrio emocional, pero la resiliencia y la empatía no se adquieren en aulas donde la propuesta es aprender de memoria contenidos inservibles; estas competencias se aprenden enfrentándonos a lo desconocido, saliendo de nuestra zona de bienestar y aceptando la diferencia y el cambio como una constante fuente de aprendizaje.
Para enseñar esto a nuestros hijos, las madres y los padres tenemos que trabajar mucho sobre nuestra propia visión del mundo, profundizando en el desapego a lo material y practicando la conexión con las competencias humanas que van a inspirarlos, a ellos y a ellas, para entender el mundo que les espera, que va a requerir un grado mucho mayor de autenticidad. El reto de un mundo mejor este lejos de lo material, el mundo mejor es el de los valores y las competencias, el de la recuperación de la esencia de la persona y solo desde ahí vamos a poder educar y construir.
Las experiencias internacionales de inmersión cultural, a día de hoy, son una de las mejores herramientas para desarrollar todas estas virtudes; la salida total de nuestro entorno, la aceptación de lo diferente como una propuesta igualmente interesante y la necesidad de adaptación a un contexto desconocido, ofrece a los jóvenes la posibilidad de descubrirse a si mismos, de conectar con sus valores y vaciar la mochila de prejuicios y estereotipos, para viajar libres de equipaje hacia un futuro incierto, pero que puede ser mucho mas interesante y auténtico que el actual.
AIPC Pandora somos la ONG líder en Educación Internacional y trabajamos inspirando a las siguientes generaciones de líderes éticos y globales organizando programas en más de 60 países de todo el mundo.
Nuestros programas exploran las nuevas fronteras de la educación ofreciendo a los y las jóvenes programas de activismo y voluntariado internacional, emprendimiento social y la formación en los grandes retos a los que nos enfrentamos como humanidad, con el fin de que adquieran las competencias del siglo XXI y contribuyan a un mundo más justo, solidario y en paz.
Nuestros programas promueven la inclusión, facilitando el diálogo cros-cultural y desarrollando el pensamiento crítico y siempre asegurando la igualdad de oportunidades en el acceso mediante el premio a la excelencia.
¿POR QUÉ ES ESENCIAL LA EDUCACIÓN INTERNACIONAL PARA L@S JÓVENES?
- Porque la educación es la herramienta más potente con la que contamos las personas para desarrollarnos y transformar nuestro mundo.
- Porque nuestros jóvenes se enfrentan a un mundo complejo, dominado por la tecnología y automatización, que solo podrán liderar gracias a sus competencias personales.
- Porque el aprehendemos mediante la experiencia, la vivencia en primera persona se integra plenamente en nuestra visión y comportamiento.
- Porque vivimos en un mundo global en el que además de idiomas y competencias académicas necesitamos saber relacionarnos y construir diferentes relaciones con todo tipo de personas y culturas.
- Porque los jóvenes que viajan y conocen otras culturas, razas y religiones, establecen lazos con sus habitantes, entenderán el sentido de la convivencia y la paz mundial y lo integrarán en su vida adulta.
METODOLOGÍA DE APRENDIZAJE
Trabajamos con la metodología de Aprendizaje-Servicio a lo largo de todo el ciclo de los proyectos internacionales, desarrollando itinerarios completos que incluyen tres fases: Aprende (antes), Actúa (durante) y Transforma (después).
En la fase Aprende, se incluye una extensa formación presencial experiencial, en la que se contextualiza a los y las participantes en la nueva cultura en la que van a vivir, así como generar desde antes de la salida un clima grupal de trabajo y confianza.
La estancia en terreno, la fase Actúa, se compone de una orientación a la llegada que prepara a los jóvenes para el proyecto que incluye actividades de voluntariado en organizaciones locales, la inmersión en un contenido propio de la cultura visitada, estancia en familia y/o residencia, y formación lingüística cuando corresponde. Además, se visitan lugares de interés, para que los y las participantes interactúen al máximo con la comunidad local, practiquen el idioma y conozcan la cultura.
Por último, a su vuelta, en la fase Transforma, AIPC-Pandora ofrece espacios de encuentro y de formación para que todos los aprendizajes y competencias adquiridos durante las dos fases anteriores puedan tener una continuidad.
COMPETENCIAS QUE SE DESARROLLAN
Estas experiencias globales de aprendizaje desarrollan competencias transversales en los jóvenes que les ayudarán en su futuro como profesionales, como:
Y competencias personales como la autonomía, confianza en uno mismo, refuerzo de la consciencia de las propias capacidades, debilidades, deseos y necesidades.
CERTIFICACIÓN
AIPC Pandora, como ONG, en 2019, ha sido certificada por la Intercultural Education Certification de Federation EIL, que ha supuesto una evaluación 360 de la capacidad de trabajo en áreas como Etica, Desarrollo de Programas, Evaluación, Homestay o Practicas Responsables.
Los y las jóvenes que participan en los programas, reciben una certificación sobre su experiencia, evaluando la adquisición de las diferentes competencias. Además pone a disposición de los jóvenes que lo soliciten, la adquisición del Global Competence Certificate que supone un ciclo formativo y de acompañamiento que fija todos los aprendizajes ofrecido por AFS/Sentio.
