Aterrizamos en el aeropuerto de Delhi el sabado 2 de julio a las 23h, y la India nos recibe con sus 33 grados y una humedad que hace que te cueste respirar…
Si los preparativos, los nervios y las despedidas de última hora no te han dejado ser muy consciente de tu destino, la India se encarga de darte la bienvenida a su manera. Imposible mantenerse indiferente ante semejante cúmulo de sensaciones, pero cuando empiezas a habituarte al calor, la multitud y los pitidos te das cuenta que éste no es un pais cualquiera.. es entonces cuando te embarga su gente, su ritmo y su magia… y cuando sin darte cuenta de repente gritas «¡¡Por fin en la India!!».