Parece que fue ayer cuando llegamos, y llevamos ya más de una semana en Palestina. Me siento incapaz de plasmar en palabras todo lo que hemos vivido, puesto que hay experiencias que sólo las puedes vivir por ti mismo.
Durante estos días hemos conocido a los niños que forman parte del Summer Camp y nos hemos divertido con ellos. Hemos compartido muy buenos momentos con Tafish, Fadi y Mamduh, y algo me dice que se están convirtiendo en grandes protagonistas de este viaje!!
Pero, ¿qué es lo que realmente estamos aprendiendo? Estamos descubriendo de primera mano las consecuencias de un conflicto. Muchas veces nos centramos en nuestras diferencias (cultura, religión, idioma, etc…) en lugar de centrarnos en lo que nos une como ciudadanos del mundo. La forma más fácil para ver lo que nos une es coger a un niño en brazos, mirarlo a los ojos y jugar con él; jamás te preguntará cuál es tu Dios o tu cultura y ni tan siquiera le importará si habláis el mismo idioma, sólo querrá jugar contigo y disfrutar con ello. Creo que conocer a los niños del campamento e incluso tener y disfrutar de un bebé palestino en los brazos es una experiencia que invita a plantearse qué tipo de mundo queremos crear.
Y qué mejor que escribir este texto oyendo a un palestino y tres españolas con una guitarra y cantando canciones a la luz de la luna.
Sigue aquí la experiencia del grupo del Microproyecto de Cooperación en Palestina