Sábado 6 de agosto de 2011,
Seis de la tarde aproximadamente hora local. Comenzamos nuestra aventura en el aeropuerto José Joaquín de Olmedo, en Guayaquil. A nuestra llegada encontramos al coordinador local del MP, Lauro. Acompañándole, Jairo, un joven gallego que, tras compartir dos experiencias en años anteriores como voluntario en la zona, este año ha decidido pasar sus vacaciones asentado como un autóctono más y destinar su tiempo a colaborar con los voluntarios de Pandora.
La primera parada se realiza en el Hotel “El Manso”, en la misma ciudad. Es aquí donde tenemos el primer contacto con la gastronomía del País. Todos encantados. Después de la cena decidimos salir a conocer la zona; Malecón y alrededores. Destacar el pintoresco barrio de Las Peñas y las impresionantes vistas desde la colina del Cerro de Santa Ana.
A la mañana siguiente comenzamos nuestro viaje rumbo a El Tambo. De camino realizamos una parada técnica en La Troncal, donde almorzamos con una familia indígena cañarí que, de manera muy hospitalaria, nos muestra su finca y comparte con nosotros sus costumbres y formas de cultivo, así como exquisitos frutos.
Al atardecer llegamos a El Tambo, comunidad cañarí asentada en la sierra sur ecuatoriana, al norte de Saraguro y situada a 3.200 metros de altitud. Aquí somos recibidos por sus habitantes que desde el primer momento se vuelcan en nuestra comodidad y en enseñarnos sus peculiares bailes y ritmos andinos. Todo ello acompañado de un calentito canelazo para animar al personal.
Comenzamos el jueves visitando el complejo arqueológico de Ingapirka, el sitio turístico más importante de Ecuador donde se plasma de manera paralela la evolución sufrida por la cultura cañarí desde sus inicios hasta la llegada y colonización de los Incas.
Por fin y después de dos días de viaje por la abrupta geografía ecuatoriana llegamos a nuestro destino: Saraguro. Nuestra primera impresión del lugar fue la de un pueblecito tranquilo y bastante acogedor. Pernoctamos en el hostal Achik Wasi.
El viernes comenzamos el proyecto con una reunión inicial en las oficinas de la fundación local (Kawsay), donde conocemos a todo el personal encargado de hacer que la misma funcione. A continuación nos reunimos todo el equipo de voluntarios para organizar todas las actividades planificadas en España así como los materiales necesarios para el desarrollo de las mismas.
Tras el almuerzo fuimos llevados a las comunidades en las que nos alojaremos a lo largo de todo el MP. Allí fuimos gratamente sorprendidos por el esfuerzo llevado a cabo dentro de las diferentes familias para la integración de los voluntarios en su hogar así como por el tipo de construcciones realizadas en los mismos.
Ayer sábado 6 tuvimos nuestra primera toma de contacto con los niños de la comunidad de Las Lagunas. Inicialmente encontramos una gran timidez, pero a medida que avanzó la mañana conseguimos captar su atención y ganarnos su confianza. El balance final fue de 30 niños y niñas que prometieron volver el lunes con nuevos amigos.