Greta Thunberg se ha convertido a sus 17 años en un símbolo mundial de la lucha contra el cambio climático. Su activismo ha movilizado a miles de jóvenes de todo el planeta que se han manifestado contra la inacción política de los gobiernos y las instituciones internacionales.
La organización que lidera Greta Thunberg, “Fridays for Future,” reúne a jóvenes de más de 3.000 ciudades de unos 160 países. Sin embargo muchos adultos siguen pensando que a los jóvenes de hoy sólo les interesa hacerse selfies, divertirse con sus videojuegos y comprarse zapatillas de más de 100 €. ¿No será que las autoridades mundiales temen que el relevo generacional signifique perder sus privilegios y nos estén arrastrando a todos a un viaje a ninguna parte? ¿Y qué está pasando hoy realmente por la cabeza de nuestros jóvenes?
La empatía no se aprende en los libros: se aprende poniéndote en los zapatos del otro
Greta Thunberg representa a millones de jóvenes de todo el mundo. Crítica, inconformista, comprometida, empática, idealista, proactiva. Los valores que ella defiende no son muy diferentes a los que han caracterizado a la juventud en cualquier época histórica.
Sin embargo, no son pocos sus detractores. ¿Por qué nos sorprende? ¿Acaso los poderes fácticos no han mirado siempre con recelo a la juventud por considerarla un elemento desestabilizador? ¿No nos habremos adormecido los adultos en nuestras áreas de confort, rodeados de nuestros numerosos bienes y comodidades? Jóvenes como Greta Thunberg nos están avisando de que si seguimos así, inmersos en esta espiral de autodestrucción, estaremos negándoles un futuro. ¿Y encima pretendemos que se callen?
Cuando Gandhi inició su lucha por la independencia de la India, el todopoderoso Imperio Británico ni siquiera reparó en él. Tal y como el propio Gandhi diría más tarde, “Primero te ignoran, luego se ríen de ti. Después te atacan. Y al final se gana”. La perseverancia es clave en la lucha por un ideal. Y si ese ideal es justo y cuenta con un liderazgo ejemplar, el final siempre suele ser el mismo.
Pero en nuestro tiempo el enemigo es aún mucho más poderoso que el Imperio Británico: Se trata de un enemigo invisible, pero de una fuerza colosal: la falta de empatía.
Por eso debemos recibir como una estupenda noticia la irrupción de Greta Thunberg. Una adolescente que nos está advirtiendo que tenemos que cambiar, que todos somos uno y que el camino que hace años emprendimos nos está conduciendo al abismo. En el ámbito personal, el hiperconsumo y la especulación están generando altos índices de ansiedad y frustración, y en lo colectivo, estamos destruyendo nuestro hogar.
Pero ante un reto tan heroico no basta con una sola Greta Thunberg. Hacen falta muchas más Greta Thunberg. Los jóvenes están llamados a ser los que lideren el cambio. Ellos serán los abanderen el movimiento internacional que sitúe al ser humano en el centro de todas nuestras grandes decisiones.
Voluntariado juvenil internacional: una experiencia que transforma a los jóvenes
La falta de empatía es la causa de numerosos sucesos que azotan a nuestra sociedad. Los telediarios están inundados de noticias sobre guerras, atentados, crímenes y abusos. Y en las grandes ciudades es habitual encontrarse con gente durmiendo en las calles. No son actores. Ni maniquíes. Son seres humanos, como tú y como yo. La falta de empatía parece habernos vacunado contra estas tragedias. Y los jóvenes no son una excepción.
Por esa razón los jóvenes deben crecer no sólo a nivel académico sino también a nivel personal. Deben educarse en valores para crecer de forma sana y responsable para convertirse el día de mañana en adultos comprometidos y tolerantes. Ellos serán los líderes del futuro y ellos liderarán el cambio que el mundo necesita.
Pero la empatía no se puede aprender en los libros. Ni asistiendo a una charla inspiracional. La empatía debe aprenderse mirando a los ojos. Poniéndose en el lugar del otro para saber cómo se siente y por qué está sufriendo.
Numerosos estudios demuestran que un voluntariado es una de las experiencias más transformadoras que existen. Cuando una adolescente participa en un voluntariado cada situación a la que se enfrenta le marca profundamente para el resto de su vida. ¿Qué hubiese pasado si un adolescente Donald Trump hubiese participado en un voluntariado en México y hubiese vivido en el hogar de una familia de acogida? Sin duda hoy el mundo sería un lugar mejor.
Los jóvenes que participan en un voluntariado internacional regresan con una mochila repleta de experiencias: recuerdos imborrables, nuevos amigos, un mayor dominio del inglés, nuevas competencias, nuevas habilidades…Un voluntariado refuerza el autoestima de los jóvenes y amplía su visión del mundo.
Vivir en primera persona realidades culturales diferentes permite a los jóvenes comprender mejor el mundo que les rodea, un mundo globalizado, multiétnico y robotizado. En este nuevo contexto adquirir competencias transversales, como la empatía, la creatividad, el trabajo en equipo o el autoliderazgo es esencial para enfrentarse con éxito al mercado laboral.
AIPC Pandora es una ONG que lleva 18 años organizando programas educativos internacionales en más de 60 países. A través de programas como Verano Internacional Solidario los jóvenes pueden sumar a sus competencias académicas las competencias emocionales y sociales que les ayudarán a crecer tanto a nivel personal como a nivel profesional.
Verano Internacional Solidario es un programa grupal de educación internacional experiencial para jóvenes de 13 a 18 años, de 3 semanas de duración durante el mes de julio, que ofrece una total inmersión en diferentes culturas y países mediante un programa completo de actividades culturales, distintas temáticas de actividades de voluntariado y práctica de idioma.
Para más información, contacta con María Casanova, Directora de Programas Outbound en vis@aipc-pandora.org o llama al 91 550 26 28 (Ext nº1)
