Mis dos semanas como voluntaria en “La Misión” de San Ramón (Costa Rica) han sido fantásticas, y ello ha sido posible gracias a todas y cada una de las personas que han formado parte del proyecto, desde l@s profesor@s hasta l@s estudiantes, pasando por mi familia anfitriona, l@s otr@s voluntari@s y las dos ONGs que han hecho posible esta experiencia.
Voluntariado Internacional en Costa RicaYa desde el primer día me quedé impactada por el cariño, el respeto, la dedicación y el amor con el que l@s profesores de “La Misión” tratan a l@s chiquit@s del Bajo Tejares, un barrio de San Ramón castigado por el narcotráfico y por la prostitución, que acuden al proyecto cuando salen de clase para hacer sus tareas escolares y recibir apoyo en casi cualquier tema que les preocupe, algo que, por desgracia, suele ser algo común. Las risas de l@s niñ@s cuando bajan por la rampa de “La Misión” son una muestra del cariño, del respeto y del amor que ell@ también sienten por sus profesor@s.
Aquí he ayudado con diferentes tareas como los talleres de lectura y de matemáticas para niñ@s desde los 3 hasta l@s 12 años, y, en general, con los deberes del cole, independientemente de la disciplina de la que se tratara. También he vigilado el “play”, su zona de recreo, e incluso he hecho de intérprete entre una estudiante y uno de los fundadores del proyecto, de nacionalidad estadounidense, en una situación delicada.
En suma, la experiencia ha sido muy positiva, y lo único que cambiaría es la duración del voluntariado, pues dos semanas se me han hecho demasiado cortas. Aún así, aunque no puedas dedicarle mucho tiempo, participar en un proyecto educativo como el de «La Misión» es una experiencia muy enriquecedora, que te muestra otras realidades, otros mundos, muchas veces, muy diferentes al tuyo, lo que te ayuda a abrir tu mente y a ser más tolerante y solidari@. Por todo ello, no dudaría en recomendar realizar un voluntariado educativo cualquier persona curiosa, con ganas de aprender y de aportar también su granito de arena.»
Patricia Campo