«…porque nadie está tan loco como para meterse debajo de un camión». Abdulah, niño de ¿10 años? que vive en las escolleras del puerto de Tánger esperando para emigrar
El pasado 19 de noviembre en nuestro IV Cine Foro Tres Culturas (organizado en conjunto por AIPC Pandora y el CEPI Hispano-Marroquí) hemos tenido la oportunidad de reflexionar sobre la dura realidad de la inmigración hacia nuestro país de niños y jóvenes marroquíes menores de 18 años. El disparador del debate fue el excelente documental «Harraga», una palabra marroquí que designa a los sin papeles, dirigida por Eva Patricia Fernández Manzano y Mario de la Torre Espinosa.
El documental nos enfrenta a la situación de los MENA (menores extranjeros no acompañados), que llegan a España escondidos en los bajos de los camiones que cruzan el Estrecho de Gibraltar en la bodega del ferry. Vienen en busca de «una situación mejor» que, en sus ojos infantiles, se traduce en poder tener cosas materiales: dinero para comprar mejor ropa, mejor móvil y, algún día, un auto. En el imaginario colectivo España se presenta como la tierra prometida en la que es muy fácil tener un trabajo y donde sólo se trabaja 5 horas al día.
¿Pero qué pasa con estos MENA una vez que llegan a España? Son institucionalizados en casas o pisos de acogida en los que en muchas ocasiones tienen la posibilidad de recibir educación, contención, formación, etc, pero sólo hasta que cumplan los 18 años de edad, cuando son deportados a su país de origen. Muchos sufren el Síndrome de Ulises, una situación de estrés límite con una serie de factores vinculantes: soledad, al haber dejado atrás a su familia y amigos; sentimiento interno de fracaso, al no tener posibilidad de acceder al mercado laboral; sentimiento de miedo, por estar muchas veces en conflicto con la ley penal; y sentimiento de lucha por sobrevivir (se calcula que en España puede haber unas 800.000 personas afectadas por esta enfermedad).
A pesar de haber disfrutado de un intenso e interesante debate de más de 1 hora y media, seguimos preguntándonos por las principales razones que hacen que niños de 8, 10, 12 años estén dispuestos a arriesgar su vida por un mito que han alimentado a partir lo que “se dice por ahí”. ¿Qué pasa con las familias que permiten y, en ciertos casos hasta alientan, que sus hijos partan? ¿Se trata de estrategias de subsistencia de familias completamente empobrecidas, a las que luego sus hijos orgullosamente podrán enviar dinero desde España con el que podrán subsistir? ¿Qué ocurre con la Ley de Protección de los MENA? ¿Alienta la inmigración de los menores no acompañados al protegerlos? ¿Tiene sentido invertir en su educación, comida, alojamiento, etc, si a los 18 años será deportados? ¿No sería más útil si se les permitiese permanecer en España?
Os invitamos a reflexionar con AIPC Pandora sobre este tema que forma parte de la España multicultural que tenemos e intercultural que queremos construir.