En esta experiencia participamos tres voluntarios que nos encontramos físicamente por primera vez en el aeropuerto de Atlanta donde hacíamos escala antes de llegar a Managua.
Allí nos esperaba Ligia, directora de Octupan, la ONG nicaragüense con quien colaboramos.
Después de muchas horas de vuelo finalmente llegamos a Condega, pueblo de unos 9.000 habitantes a unas tres horas al norte de la capital y lugar donde íbamos a desarrollar las actividades de nuestro Microproyecto.
Cada uno de nosotros teníamos una familia asignada, una «mama» (como a ellos les gusta decir) con quién pasaremos nuestra estancia en Nicaragua.
Momento de bienvenida a los voluntarios por parte de la Comunidad localTras las primeras conversaciones resulta difícil no emocionarse con cada historia de vida que llevan «nuestras familias» en su espalda tras 40 años de dictadura y casi dos décadas de conflicto armado.
Después de unos primeros días para conocer el personal de Octupan, familiarizarnos con el terreno y conocer algunas de las comunidades de los municipios de Condega y Palacaguina, empezamos a diseñar nuestras agendas.
Las líneas de trabajo que la contraparte local nos propuso estaban relacionadas con nuestros perfiles laborales y eran agua, saneamiento y medioambiente; empoderamiento de mujeres, jóvenes con iniciativas económicas y talleres de masculinidad y autoestima y género con jóvenes.
Os contaremos como finaliza nuestra experiencia pronto.