La Tasa Robin Hood… o cómo los ricos deben ayudar a los pobres

Ya nos lo enseñaban nuestros padres cuando éramos pequeños: hay que ayudar a los demás, y más cuando antes te han ayudado a ti cuando más lo necesitabas. Una enseñanza tan básica que forma (o debería, al menos) parte de nuestro propio ADN.

En esto se basa la nueva propuesta que ha surgido desde la sociedad civil y que se ha llamado Tasa Robin Hood. El paralelismo entre lo dicho más arriba y lo que ahora se quiere conseguir es evidente: si durante la actual crisis financiera mundial los gobiernos han gastado miles de millones de euros de dinero público (de todos los ciudadanos, por tanto) en salvar a un buen puñado de bancos, ahora es el momento en que ellos reviertan ese flujo dinerario y ayuden a la sociedad a superar también la crisis y construir un mundo mejor.

Tasa Robin Hood

En concreto, consistiría en la aplicación de una pequeña tasa, un 0,05%, que se aplicaría sobre todas las operaciones financieras no minoristas (es decir, sobre intercambio de acciones, bonos, derivados financieros, operaciones en divisas o de materias primas). O dicho más claro todavía, sobre todas las transacciones financieras especulativas, las cuales se ha calculado que representan un 80% de todas las que se realizan. ¿Por qué sólo sobre este tipo de operaciones? Para que no afecten a las que realizamos el común de los ciudadanos y ciudadanas, que son operaciones denominadas corrientes.

Con la imposición de esta minúscula tasa se ha calculado que se llegarían a recaudar 300.000 millones de euros al año. Una cantidad que se destinaría a luchar contra la pobreza y el cambio climático, a la mejora de los servicios públicos y a la ayuda a las personas más afectadas por la crisis económica. Y ello, al mismo tiempo que se avanza hacia un modelo económico sostenible y a la superación de la crisis, se logra mayor transparencia bancaria y se confiere a éstos una mayor responsabilidad social.
Para que sea más gráfica esta cifra y seamos conscientes de lo que estamos hablando bastan unos pocos datos. A las 17,5 horas de haberse aplicado esta tasa se habría conseguido recaudar el fondo trianual para la erradicación de la polio; en sólo ocho días, el dinero necesario para asegurar la educación primaria a los 72 millones de niños que no van a la escuela; en tres meses y medio, se cubriría el coste para la adaptación al cambio climático de los países en desarrollo. En España, la aplicación de la tase supondría unos 6.300 millones de euros anuales.

La actual crisis mundial ha generado, según cifras de la OCDE, más de 30 millones de parados en los países que forman parte de este organismo, lo que ha llevado a los gobiernos a recortar las ayudas sociales. En los últimos meses las palabras que más hemos oído pronunciar a nuestros gobernantes han sido “austeridad” y “recortes”, lo que se ha traducido en recortes a las ayudas de todo tipo, aumentos de impuestos, congelación de salarios, incrementos de los precios y de las hipotecas… y, definitiva, una merma importantísima en la capacidad de las personas para llegar a fin de mes. Por poner sólo algunos ejemplos, los alimentos se han encarecido en España durante el último año un 13%, la gasolina un 20%, el transporte un 9%… Todos hemos tenido que hacer un esfuerzo por apretarnos el cinturón (en tiempo en los que además la seguridad de un trabajo estable es menor que nunca (4,5 millones de parados)), pero para muchas personas ha supuesto directamente no poder aguantar el ritmo y ver cómo quebraban sus economías domésticas.

Y si eso ha sido así aquí, en los países pobres o en vías de desarrollo ha significado un aumento notable del hambre y de las dificultades para acceder a la educación o la sanidad. En definitiva, ha supuesto un alejamiento de la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) a todos los niveles.

Por todo estos motivos se ha lanzado la idea de la Tasa Robin Hood (cuyo nombre se basa en un simbolismo más que evidente), bajo el lema “Cambiemos la crisis de los bancos en una oportunidad para el mundo”.

Países como Francia, Alemania o España ya han mostrado su voluntad de tratar sobre este tema en los foros internacionales. Nuestra Ministra de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, Rosa Aguilar, ha expresado su deseo de que el Panel de Alto Nivel sobre Sostenibilidad incorpore esta fórmula en su próximo informe al secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon… el cual debe estar listo para finales de año. Porque aquí puede venir el principal problema, y es que para que una tasa de estas características sea realmente efectiva debe ser aplicada a nivel mundial, lo que implica que nuestros políticos se pongan de acuerdo a nivel global para sacarla adelante y aplicarla. Y ya sabemos la velocidad a la que suelen moverse en estas esferas…

Por ello, la sociedad civil (empresas públicas y privadas, universidades, centros escolares, ciudadanos y ciudadanas…) debe tomar conciencia y movilizarse para exigir que esta tasa se aplique lo antes posible. Tal y como venimos siempre apoyando desde AIPC Pandora, debe erigirse como protagonista y ejercer la presión lícita a sus gobernantes para exigirles que pongan en marcha la aplicación de esta tasa en el menor tiempo posible.

Puedes ver vídeos sobre la Tasa Robin Hood aquí:

http://www.youtube.com/watch?v=ZSms77fPQAY&feature=player_embedded#at=11
http://www.youtube.com/watch?v=9-Ob_uirJOo&feature=player_embedded (con subtítulos en español)

Como siempre, queremos saber tu opinión: ¿qué te parece la Tasa Robin Hood? ¿crees que tendrá éxito y acabará imponiéndose? ¿será tan efectiva como parece? ¿qué otras soluciones plantearías tú?

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