Hermanos de Ayar, la realidad de la zona no turística de Cuzco

En lo alto del valle de Cuzco, con una vista panorámica de toda la ciudad, el Proyecto Huchuy Yachaq trabaja para crear un ambiente más favorable en la comunidad marginada de Hermanos de Ayar.

Esta zona cuenta con los más altos índices de pobreza y violencia en Cuzco. La comunidad también sufre de falta de agua y servicios sanitarios. Parece mentira que con los altos ingresos en turismo que recibe la ciudad, nos encontremos una situación de pobreza extrema, a tan solo diez minutos de ésta. Como más asombroso es que quienes están a cargo d este enorme proyecto sean sólo tres mujeres. Ver cómo pueden coordinar todo resulta abrumador.

María Lucas, Voluntaria proyecto Perú

En mi primera semana allí, me di cuenta de la importancia de este centro para toda la comunidad de Hermanos de Ayar. Se ha convertido en un lugar de encuentro para toda la comunidad y la conexión central para todos ellos para conocerse, compartir problemas y ofrecerse apoyo mutuo. Enseñan, median, dan cariño y atención a toda una comunidad y zonas aledañas

Estas mujeres no sólo trabajan como maestras para los niños de la zona, sino también como mediadoras, psicólogas y locutoras para toda la comunidad. El proyecto se centra en las actividades educativas para los niños, animándoles a asistir a las clases y proporcionar un espacio para sesiones de juegos y talleres de artesanía.

Los adolescentes y los padres también están invitados al proyecto. Ellos participan en grupos de discusión y talleres.  Forma parte de un espacio donde se plantean problemas comunales: donde hablar del ambiente familiar, del entorno comunitario y darse apoyo mutuo en la búsqueda de empleo y medios para mejorar los ingresos económicos de sus casas.

Para mi Marlene Quispe, una de las mujeres que coordina el proyecto, es una súper mujer. Una súper heroína para la que el día no solo tiene 24 horas.  He podido ver cómo, además de hacer su trabajo como directora, coordinando sus proyectos, media con los padres de una niña que sufre violencia doméstica. Marlene además de darles cariño y atención se preocupa por mejorar el ambiente familiar de las casas aledañas.

Siempre queda más por hacer

Como Marlene señala, siempre hay más por hacer y se necesitan más manos para llevar a cabo las tareas que se proponen. Además, se necesitan nuevas ideas, nuevas energías y soplos de aire fresco que traemos las personas voluntarias que acompañamos los proyectos por algunos días. Como Marlene me decía: tu visita hace más amenos nuestros duros días.

¡La comunidad de Hermanos de Ayar os invita a conocer el proyecto!  Os llevareis unas vistas espectaculares de la ciudad y unas grandes sonrisas de sus habitantes.  Como voluntarios será una gran experiencia personal.

María Lucas
Voluntaria proyecto Perú
 
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Estamos viviendo en un mundo totalmente incomprensible para las personas, todas las personas que no detenemos el poder. Yo fui educada en la religión cristiana,

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