Tras una semana en Saraguro el grupo de trabajo se encuentra inmerso en plena tarea de trabajo y en total sintonía con la cultura indígena local.
Nuestra llegada a tierras ecuatorianas tuvo lugar el día 2 de julio, tras un largo viaje, sobre las 19:00 hora ecuatoriana en el aeropuerto de Guayaquil. Los primeros días fueron de adaptación y el grupo pudo disfrutar de diferentes visitas turísticas y encuentros con familias locales con el objeto de fomentar la integración con la cultura local. Primeros días donde se ha aprovechado para tener una primera toma de contacto, compartir las primeras experiencias, ayudando, de esta forma, al proceso de adaptación.
El lunes por la noche llegamos a la comunidad de Sisid Anejo, perteneciente al Cantón del Cañar. Un lugar situado a 3.000 metros alturas en los Andes ecuatorianos que hacía el grupo conocer de primera mano el hábitat donde iba a pasar los siguientes 20 días.
El lunes por la tarde llegamos por fin a nuestro destino: Saraguro, un Cantón situado en la provincia de Loja al sur de Ecuador. A partir de este día, el grupo de trabajo inició la planificación de las actividades destinadas a ofrecer a los más jóvenes de varias comunidades del Cantón de Saraguro un espacio de ocio saludable y educativo durante el largo período vacacional, que los aleje de trabajos no adecuados a su edad, así como a otras formas de ocio menos saludable.
Es también momento para alojarnos en las casas locales que nos acogerán hasta el final de nuestro trabajo en Saraguro.
Son los primeros días de esta semana, y es momento para la toma de contacto con la cultura local y el inicio de la actividades en las escuelas de las comunidades de Tuncarta, Tambopamba y Oñacapac, con las cuales se dividirá el trabajo entre las mañanas y las tardes. Estamos, por tanto, ante los momentos más esperados por el grupo: el inicio del trabajo con los niños.
El inicio de las actividades con los chavales fue algo caótico, ya que no sabíamos qué tipo de niños nos íbamos a encontrar, su personalidad, el número… Nada más llegar nos encontramos en la jornada matinal a unos 80 niños deseosos de recibirnos, expectantes por conocernos, y con muchas, muchas ganas de aprender y pasarlo bien.
Tras el caos inicial, el grupo se fue haciendo con los niños y fue poco a poco organizando las actividades y las muchas ideas que traíamos desde España. Una vez conocida de cerca la idiosincrasia de esta tierra y el carácter de los niños, decidimos elegir unas actividades sobre otras con el objeto de que el resultado sea lo más provechoso posible.
Así pues, dividimos a los chavales por grupos e iniciamos el trabajo. Son muy variadas las actividades que llevamos a cabo, desde juegos y dinámicas de grupos para empezar a conocernos y a entablar relaciones; manualidades para que nos muestren sus dotes artísticas y creativas; hasta actividades educativas de carácter medioambiental, artes escénicas, deporte… Además de estas actividades, también hemos planteado unas clases de inglés adaptadas al nivel de los grupos con el propósito de que les sirva de base de aprendizaje para su futuro.
Día a día nos vamos conociendo, aprendiendo unos de otros, compartiendo y especialmente, descubriendo el carácter acogedor de esta buena gente y el cariño y el amor inmenso que estos niños nos regalan cada día.