Dentro de muy poco llevaremos dos años conviviendo con la pandemia. En este contexto inesperado, nos hemos acostumbrado a vivir en medio de una crisis sanitaria, con confinamientos, restricciones, olas y variantes. Nuestras vidas se han visto afectadas por las limitaciones de movilidad, y hemos puesto a prueba la resistencia, la creatividad, la resiliencia y nuestras habilidades de gestión emocional.
Las lecciones que debemos aprender de la pandemia
Todas las crisis deben servirnos para aprender alguna lección. La crisis del COViD-19 ha traído al debate público temas como la reconexión con lo local, el impacto del crecimiento económico desenfrenado o la necesidad de las relaciones sociales. Una crisis de esta magnitud también nos debe invitar a la reflexión y nos debe enseñar a valorar todo lo que hemos construido hasta ahora y a reconocer todos los derechos y obligaciones que implica vivir en comunidad. Sin embargo, estas conclusiones están enmarcadas en un ámbito estrictamente occidental, desde una posición privilegiada, a la que una gran parte de la humanidad no tiene acceso. Para esa parte de la humanidad, el análisis del efecto de la pandemia seguramente no será tan positivo.
En este contexto, la juventud ha sido uno de los grupos sociales más afectados por la crisis. Las restricciones y los confinamientos han dificultado sus procesos académicos y los y las jóvenes también han visto muy afectada su dinámica de continuo descubrimiento y contacto trascendental a su edad. Además la desconfianza y la falta de optimismo de cara al futuro han hecho mella en muchos jóvenes, que han visto truncadas tanto sus expectativas profesionales como personales.
Los efectos de la pandemia sobre los y las jóvenes
Son numerosos los estudios que demuestran cómo ha cambiado la percepción que los y las jóvenes tienen de su propio futuro. Los efectos de la crisis desencadenada por el COVID-19 han provocado un giro negativo en sus emociones y muchos han caído en el pesimismo. Y esta situación se agrava entre el colectivo formado por las mujeres más jóvenes.
Las lecciones que nos ha traído la pandemia nos deben aumentar nuestro grado de compromiso y responsabilidad. Ahora que el riesgo derivado de la crisis sanitaria está más controlado y que las campañas de vacunación están muy avanzadas, ha llegado la hora de cambiar nuestro enfoque. Hoy tenemos que liberar todas las energías reprimidas por la incertidumbre y hemos de recuperar la ilusión y la motivación para construir un futuro lleno de oportunidades para nuestros jóvenes.
Los y las jóvenes tienen que salir, volver a reír, recuperar la ilusión, tenemos que lograr que vuelvan a creer en el futuro. Si trabajamos en esa dirección, volverá a nacer en ellos la inspiración y la capacidad de construir una vida y un mundo mejor para sí mismos y para todas las personas que les rodean. El potencial de nuestros jóvenes es esencial para el crecimiento de nuestra sociedad y entre todos y todas tenemos que poner los medios necesarios para que los y las jóvenes desarrollen todas sus capacidades con total libertad y confianza.
Los jóvenes deben volver a viajar
¿Y cuál es uno de los mejores canales para que los jóvenes vuelvan a motivarse y aprender? Sin duda, viajar, viajar lejos, viajar para conocer, para aprender, para sumergirse en otras sociedades y en otras culturas. Viajando los jóvenes volverán de nuevo a dar rienda suelta a sus anhelos y encontrarán la motivación necesaria para desarrollar todo su potencial. Nuestros jóvenes se reencontrarán con jóvenes de otras partes del mundo y recuperarán el entusiasmo y la energía propios de su edad.
Desde AIPC Pandora queremos hacer un llamamiento para que los jóvenes vuelvan a viajar, a soñar, a motivarse y a querer cambiar el mundo; de que vuelvan a encontrarse. Que recuperen la práctica de actividades colectivas, presenciales, cojan trenes y aviones, y a participen en nuestros proyectos alrededor del mundo. Debemos crear los espacios necesarios para que la juventud ponga en práctica su solidaridad y sus deseos de ayudar. De estas experiencias surgirá el aprendizaje necesario para que nuestros jóvenes encaren el futuro con ilusión y esperanza.
Ana Eseverri Mayer
Impact Alliances Director Lea Global Pathways para AIPC Pandora