Nuestras mañanas se suceden, después de la distribución inicial para apoyar en las distintas áreas de enseñanza, todos invertimos nuestro tiempo con los pequeños, cada uno a su manera pero siempre de forma conjunta. La jornada termina y volvemos a casa agotados por un camino lleno de más y más niños que nos señalan con sus deditos gritando: musungu, musungu!! (blanco en swahili).
Otra forma de entender el funcionamiento del país que nos acoge es aprovechar los fines de semana libres para conocer lugares algo lejanos de la contaminada Nairobi, ganar en puntos de vista y sorprendernos con su geografía poco predecible.
Los viajes largos en carreteras asfaltadas aunque repletas de desperfectos nos dan la tregua perfecta para asomarnos desde nuestras pequeñas ventanillas a las partes de Kenia que aún no conocemos. Los continuos baches imposibilitan el sueño a los viajeros dormilones, que despiertan repentinamente cada tres o cuatro kilómetros, mientras otros optan por clavar sus ojos en el camino. Muchos pueblos se han asentado en el trayecto entre las ciudades y zonas turísticas, grandes mercadillos se despliegan en torno al débil asfalto: ropa, objetos de regalos, muebles, golosinas, electrodomésticos, fruta… En fin, puedes encontrar todo lo que necesites observando desde la ventanilla de la camioneta. Sus habitantes caminan por los arcenes como si no hubiera nada más importante que hacer en el día: hombres transportando pesadas mercancías, mujeres con bebés bien pegados a sus cuerpos, más hombres solos, sin rumbo fijo, o niños con un andar tan lento que parece que no saben en qué punto se acabará el camino.
Los viajes elegidos para los dos fines de semana que ya hemos tenido libres han sido: el lago Nakuru y un safari en el Masai Mara. Aunque está claro que son dos típicos objetivos turísticos los trece hemos acabado ambas excursiones muy satisfechos por nuestra elección. Aprovechando que Kenia alberga grandes reservas de animales ahora tenemos la suerte de haber visto de cerca muchas de las especies que nunca pensaríamos cruzarían frente a nosotros: leones, jirafas, cebras, cocodrilos, ñus… nos han acompañado estos días y nosotros, muy orgullosos, no hemos dejado descansar nuestras cámaras de fotos para hacer más tácito lo que ya guardamos en nuestras memorias.
Aún nos quedan unos días por delante para seguir aprovechando el invierno en Nairobi porque aunque las noches sean frías, las temperaturas no congelan nuestro interés por conocerlo más y más.