Probablemente, si preguntásemos quién es Vicky Ntetema una gran mayoría no sabría responder. Sin embargo, si dijéramos que fue ella quién hace 3 años dio a conocer al mundo las matanzas de albinos en Tanzania para comerciar con partes de su cuerpo y ser utilizamos como amuletos, entonces quizás muchos recuerden (al menos) la historia. A finales de 2009, la Cruz Roja Tanzana hizo un llamamiento a la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja para mover a la acción urgente y denunciar lo insostenible de un drama que califica de “emergencia silenciosa”, ya que la gran mayoría de las personas albinas viven escondidas por miedo a que los cazadores que les persiguen y asesinan les encuentren.
Ello dificulta enormemente los trabajos de ayuda, ya que el primer problema con el que se topan las entidades y el propio gobierno tanzano es localizar a estar personas. Oficialmente, los registros hablan de unas 7.000 personas albinas en el país, si bien existen estimaciones que sitúan su número real en torno a 170.000.
Ya en el pasado, la población albina de la región de los Grandes Lagos de África (una zona fronteriza que engloba a Tanzania, Burundi, Ruanda, Congo, Uganda y Kenia) sufría los terribles efectos de la superstición: padres y comadronas a menudo conspiraban para matar a un hijo recién nacido si era albino, las mujeres eran repudiadas por dar a luz un hijo con esta condición genética, etc. Y todo ello, sin contar las innumerables leyendas que circulaban sobre estas personas, tales como que la mujer había sido embarazada por un hombre blanco o que un albino se había burlado de ella durante el embarazo, o también que los albinos eran los fantasmas de los colonialistas europeos.
Desde el año 2008 esta situación se ha transformado en una auténtica cacería de personas albinas, como consecuencia del incremento del comercio con partes de sus cuerpos desde 2007. Extremidades, piel, huesos, pelo, o incluso la sangre de personas albinas, son utilizadas por brujos locales como ingredientes para hacer pociones a las que atribuyen poderes mágicos como atraer la buena suerte o la riqueza. El número oficial de víctimas mortales hasta el momento se sitúa en 44 albinos en Tanzania y 12 en Burundi, si bien algunos medios hablan de muchos mas no declarados en Tanzania.
Una situación que coloca al colectivo de personas albinas ante una enorme vulnerabilidad, y que ha provocado un auténtico éxodo hacia lugares seguros, lejos de los cazadores que les persiguen, especialmente en aldeas y territorios remotos. Más de 300 jóvenes albinos han sido abandonados por sus padres en escuelas para discapacitados.
Uno de estos lugares es la Escuela Kabanga, en la región de Kigoma, al oeste de Tanzania y muy cerca de la frontera con Burundi. En este centro se atendían las necesidades educativas de personas discapacitadas, y fue uno de los primeros en recibir a niños y adultos albinos que huían aterrorizados de sus aldeas. En total, hoy acogen a 55 albinos, a los que han integrado en el programa de discapacidad junto a 44 ciegos, 22 discapacitados físicos, 15 sordos y otros 13 con algún tipo de discapacidad. 147 personas con discapacidades especiales, que se unen a los 659 alumnos de educación primera y sin discapacidad a los que también da educación la escuela. Para atenderlos, 34 profesores, si bien sólo 4 tienen formación en educación especial.
Una situación de carencia total de medios, que se ve agravada por la difícil situación psicológica de las personas albinas, que se saben perseguidas y marginadas.
Pero los riesgos para la población que presenta esta falta de pigmento en piel, ojos y pelo, no se queda “sólo” en estas persecuciones y asesinatos. Su especial condición les hace enormemente vulnerables al sol, por lo que sin la protección adecuada sufren altas probabilidades de desarrollar quemaduras severas y cáncer de piel, además de daños en los ojos que conducen a menudo a la ceguera total o parcial.
La Cruz Roja Tanzana, a través del informe presentado a finales de 2009, deja clara la situación de necesidad de ayuda exterior, sintetizando las acciones a desarrollar en:
– Mejora de la protección legal de los albinos, y una mayor velocidad a la hora de resolver judicialmente las condenas a los cazadores.
– Mejorar con urgencia las condiciones de vida de estas personas a través de la creación de espacios seguros en los que poder ser acogidos.
– Prevención y protección frente al cáncer de piel, incluyendo la provisión de cremas solares protectoras, gafas de sol adecuadas, etc. Además, este punto incluye educación a nivel social (los albinos, en muchos casos, prefieren trabajar expuestos al sol antes que sentirse discriminados) y de tipo sanitario.
– Impulsar la educación para eliminar la violencia y la discriminación de la sociedad.
En este sentido es en donde AIPC Pandora ofrecerá su ayuda a partir de este mes de agosto. Primero, con el envío de un grupo de voluntarios en uno de sus Microproyectos de Cooperación, con el que se instalará un aula multimedia, con ordenadores provistos de Jaws (programa especial para personas ciegas) y dos impresoras braille, y se desarrollará un programa de formación en ofimática y talleres socio-educativos. Además, se donarán dos máquinas de coser, con el objetivo de poner en marcha un taller de costura que permita la formación profesional de estas personas.
En segundo lugar, la intervención de AIPC Pandora abarcará desde septiembre de 2010 y durante todo el curso escolar, el desarrollo de programas educativos y la formación de un 60% de los alumnos con necesidades especiales del centro.
Para Vicky Ntetema, la mejor manera de proteger a los niños albinos es a través de la creación de escuelas en las que se les pueda alojar en dormitorios junto a niños no-albinos. “De esta manera, se consigue que los niños se sientan queridos en sociedad, integrados, sin estigmas ni prejuicios, al mismo tiempo que el resto de los niños entiende que personas con albinismo son sólo personas normales.”
¿Sabías algo de este tema?. Descárgate aquí el informe completo de Cruz Roja Tanzana “Through albino eyes”, y déjanos tu opinión, ideas o proposiciones de colaboración.
